La Agencia Internacional de Energía (IEA) a través del informe Global EV Outlook 2023 dio a conocer el rápido progreso que la electromovilidad está teniendo a nivel internacional y cómo la necesidad de grandes volúmenes de litio es inmediata. Esto contrasta con el lento avance en el desarrollo de la industria en nuestro país, y la confusa estrategia recientemente anunciada por el Gobierno.
El informe señala que la venta de autos eléctricos a nivel global está creciendo de manera acelerada: durante 2022 se superaron los 10 millones de vehículos eléctricos vendidos y del total de ventas de autos, el 14% fueron eléctricos, cifra muy por sobre las de 2021 y 2020, donde el porcentaje de EV vendidos fue de un 9% y 5% respectivamente. Para el año en curso, se espera llegar a una cifra cercana al 20%.
La masificación de esta tecnología avanza de forma vertiginosa, la IEA señala que al 2030 se espera que el 35% de las ventas globales de los vehículos sea eléctrica, cifra muy superior al 25% presupuestado el año pasado. Algunos factores que explican este crecimiento son la reducción en la diferencia de precio con un vehículo de combustión, el aumento en la oferta de autos eléctricos, existiendo más de 500 diferentes modelos disponibles en al mundo y el menor costo de operación de estos autos.
Para comprender la importancia de la electromovilidad en la demanda de litio, en 2022 el 60% de la demanda de este mineral fue para baterías y en los próximos años está tendencia debiese continuar al alza. Sin embargo, la tecnología sigue avanzando y es así cómo el alto precio del litio y las dificultades para obtener minerales críticos (cómo el litio) ha impulsado el desarrollo de baterías de sodio, que según señala la IEA tendrían una doble ventaja: costo considerablemente menor (30%) y prescindencia de recursos cómo el litio. Si bien la densidad energética de este tipo de baterías es menor, es una alternativa atractiva para el uso urbano o lugares con buenas redes de carga. Para fin de año se espera que estén a la venta los primeros autos con batería de sodio. Estas baterías también serían una buena alternativa para los sistemas de almacenamiento de energía para el sistema eléctrico dadas sus ventajas en términos de seguridad y vida útil de las baterías.
La velocidad en que la tecnología avanza se contrapone con la parsimonia en que en Chile se han creado las condiciones para aprovechar el gran potencial que tenemos en el litio, centrándonos en materias cómo cuotas, reservas estratégicas, creación de mayor burocracia estatal, entre otras cuando el foco debiese estar en el desarrollo sostenible de proyectos, para aprovechar el actual momento. Es de esperar que mientras discutimos la creación de institutos públicos y empresas estatales, no se pase la oportunidad inmediata que tiene nuestro país de ser un relevante proveedor de litio para baterías. La electromovilidad se masificará y se hará con o sin el litio de Chile.