Señor Director,
La economía chilena está al borde de la recesión. Así lo afirmó hace unos días el medio económico Bloomberg, debido al estancamiento del PIB registrado en el segundo trimestre, la creciente inflación y la incertidumbre política, entre otros factores.
La incertidumbre que hoy vivimos se explica por el contexto internacional; la realidad local ad-portas del proceso constituyente; el rol legislativo y administrativo que le compete directamente al Ejecutivo, donde existe una sensación de no tener claro el rumbo y también por las múltiples interpretaciones de las normas y reglas vigentes.
Esta falta de certezas frena, o al menos, hace que todo ande más lento. Según el último catastro de la Corporación de Bienes de Capital (CBC), la inversión privada caería 38% en 2023, con bajas en sectores clave como energía, inmobiliario y minería. Es urgente que las señales de la autoridad sean claras y contundentes a la hora de incentivar y reactivar la inversión. El momento de darse gustitos refundacionales y maximalistas terminó, el daño hecho es gigante. Las autoridades tienen un deber ineludible: entregar señales de seriedad, claridad, coherencia y unidad. Hoy, la incertidumbre respecto a las regulaciones y la falta de certezas, están en la práctica frenando la posibilidad de despegar, generando un daño enorme y visible para todos.
Por José Luis Uriarte, socio de Fontaine, Uriarte & López Consultores